Un saludo a todos los hermanos de nuestra Congregación en este primer contacto con vosotros a través de esta publicación. Quiero comenzar expresando mi acción de gracias al Señor que en sus designios ha querido que por un tiempo pueda acompañaros como director espiritual de la Congregación de Mena. También agradecer a nuestro obispo Jesús E. Catalá la confianza que deposita en este servidor al confiarme la atención pastoral de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. Como no puede ser de otra manera estoy a vuestra entera disposición para todos los asuntos que la junta de gobierno y cada uno de vosotros necesitéis y que entre dentro del campo de la vida espiritual, litúrgica y sacramental de nuestra Congregación.
Comenzamos el año escuchando uno de los deseos de Dios: bendecir a su pueblo. Dios bendice con su protección y dando fuerza y sabiduría. Quiere que su bendición llegue a todos los seres humanos, especialmente a los más débiles y vulnerables. Bendecir es una hermosa la palabra, pues significa “hablar bien de alguien”, “decir lo bueno de otro”. Dios siempre nos bendice, habla bien de nosotros porque nos conoce y nos ama como nuestro Padre. Él con su bendición nos capacita para que con el testimonio de nuestra vida, todos los que nos traten bendigan y alaben al Señor.
La bendición de Dios se hace realidad, cercanía y posibilidad para cada uno de nosotros en Jesucristo, hecho hombre para nuestra salvación. Con Él todo es posible, todo se hace nuevo. Agradecidos por recibir el regalo de Dios, nos corresponde el trasmitirlo. Fueron los pastores quienes primero lo pregonaron, llenos de sorpresa y alegría por la bendición que trajo al mundo el nacimiento del Redentor. Tenemos una gran noticia que transmitir. Tenemos una gran tarea por delante. Es lo que nos enseña María, nuestra Madre de la Soledad. Lo conservaba todo en su corazón y desde su corazón actúa para que esta bendición de Dios, que es su Hijo, llegue a todos.
Pues al comenzar este año nuevo, le damos gracias a Dios nuestro Padre con esta oración-bendición celta, atribuida a San Patricio, el patrono de Irlanda:
Que los caminos se abran a tu encuentro,
que el sol brille sobre tu rostro,
que la lluvia caiga sobre tus campos,
que el viento sople siempre a tu espalda.
Que guardes en tu corazón con gratitud
el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti
y te ayude a llevar la alegría a los corazones de cuantos amas.
Que tus ojos reflejen un brillo de amistad,
gracioso y generoso como el sol,
que sale entre las nubes y calienta el mar tranquilo.
Que la fuerza de Dios te mantenga firme.
Que los ojos de Dios te miren,
que los oídos de Dios te oigan,
que la Palabra de Dios te hable,
que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos, Otro te tenga,
y nos tenga a todos, en el palma de su mano. Amén.
Antonio Collado Rodríguez es responsable de Cáritas diocesana y canónigo de la Catedral de Málaga, párroco de la iglesia de Santo Domingo, rector de la Basílica de Nuestra Señora de la Esperanza y director espiritual de la Congregación de Mena.