La puesta en escena por las calles malagueñas tiene un sabor especial con el acompañamiento de La Legión, cuerpo castrense del ejército español que no falta a su cita ineludible con su Cristo. Es una mezcla que se ha convertido en algo consustancial. Nadie entiende el Cristo de la Buena Muerte sin La Legión, y los legionarios sin la presencia de su sagrado protector en la noche del Jueves Santo mientras entonan con devoción ‘El Novio de la Muerte’.
Desde 1928, La Legión es una pieza clave más de la Congregación. Con motivo de una visita de los mandos del recién creado Tercio de Extranjeros procedentes de la guerra de África, existe un acercamiento de aquellos militares con los directivos de Mena, provocando una petición para que el Cristo de la Buena Muerte fuese protector de La Legión. Esta solicitud fue muy bien recibida en el seno de la cofradía y su junta de gobierno, y las tropas militares comienzan su participación en la procesión.
Pero una de las singularidades de esta vinculación se da en 1931 con la puesta en marcha de la primera guardia legionaria ante la imagen del crucificado en la capilla de Santo Domingo. “Con ello se continuaba la tradición de la exposición solemne del Cristo de Mena para que pudiera contemplarse y venerarlo el pueblo de Málaga, pero, en este año, por tantas cosas a la vez sublime y trágico, los congregantes que los custodiaban en otras ocasiones anteriores, serían sustituidos por los marciales y bizarros caballeros legionarios”, asevera el congregante e historiador Elías de Mateo en un artículo sobre la vinculación castrense del Cristo. Cada Semana Santa varias escuadras se turnan continuamente para velar por la buena muerte de Jesucristo montando guardia de Domingo de Ramos a Miércoles Santo, a la que asisten miles de malagueños y visitantes que no quieren perderse esta guardia legionaria.
Hay que recordar otro de los gestos de esta unidad militar con su Cristo en el mes de octubre de 1993 con el desembarco de la Agrupación Táctica Canarias en el puerto de Málaga procedente de Bosnia-Herzegovina tras llevar a cabo labores humanitarias. La recepción, que estuvo presidida por Su Majestad El Rey Juan Carlos I, se desarrolló ante la presencia de la imagen del Cristo de la Buena Muerte que fue trasladado a la zona portuaria, por expreso deseo del coronel de la Agrupación, y al cuál le rindieron honores los integrantes del contingente español, en su mayoría caballeros legionarios.
En el año 2000 el entonces arzobispo castrense de España, monseñor José Manuel Estepa Llaurens, aprobó el decreto de nombramiento de protector oficial de La Legión española al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, siendo general jefe de Brigada de La Legión ‘Rey Alfonso XIII’, Enrique Gomáriz de Roble. De esta manera, se unían los lazos de la vinculación de manera oficial definitivamente.