Iglesia y Capilla

La fundación del Convento de Santo Domingo de Málaga se realiza mediante la donación de una ermita denominada de Santa María de las Huertas, en el barrio del Perchel, por los Reyes Católicos, en 1489, constituyéndose el priorato en 1493.

La ermita fue ampliada por el lado norte en estilo gótico, quedando concluida la obra en 1494, aunque de dimensiones reducidas y con un pequeño convento que pronto será ampliado.

A partir de 1518 el convento establece noviciado y más tarde varias cátedras de estudio de Artes, Teología Escolástica y Escritura.

La iglesia comienza a ampliarse en 1515 y en 1564 se incorpora la sillería del coro.

Prueba de la importancia que fue adquiriendo el convento y, de la conclusión de sus obras de ampliación, es que la Provincia Bética, a la que pertenecen los dominicos de Málaga, celebra Capítulo Provincial en este convento en 1568.

El altar mayor comienza a ser decorado con un retablo en 1553 auque no se terminó hasta 1593. En el siglo XVIII se instala uno nuevo de estilo barroco.

En la iglesia se labran numerosas capillas como la de San Pablo y San Agustín en 1529, la del Rosario en 1570, las de los Arriolas en 1572, la de la Soledad en 1587 y la de San Andrés, construida por los comerciantes flamencos y alemanes en 1662.

Fue a partir de 1650 cuando fray Alonso de Santo Tomás, hijo de este convento, Obispo de Osma primero (1661-1664) y Obispo de Málaga después (1664-16XX) comenzó las obras de mejoras y embellecimiento del convento y la iglesia. Entre otras obras mandó realizar las obras de la escalera del claustro la biblioteca, ampliando las cátedras, y renovó el edificio del convento con nuevas habitaciones y dependencias.

La parroquia de Santo Domingo

El siglo XIX supone el fin de la vida conventual. En un primer momento, la guerra de la Independencia esquilma el patrimonio ornamental de la iglesia. En 1833, con la desamortización, abandonan los frailes el convento y se pierde gran parte de su patrimonio, como los archivos, la biblioteca y buena parte de las obras de arte de su interior.

El edificio conventual pasó a la Diputación Provincial que lo usó como hospicio y como asilo de ancianos, para pasar en el siglo XX a ser un corralón de vecinos. Fue demolido en 1998.

La iglesia, que no pudo ser vendida ni reutilizada para otras actividades, pasó al Obispado de Málaga que la convirtió en parroquia en 1853.

La proclamación de la 2ª República en 1931 y las revueltas sucedidas en la ciudad en ese año fueron la causa del incendio de la iglesia que quedó en ruinas. También desaparecieron los archivos parroquiales, que vuelven a incendiarse en Junio de 1931.

Solo una nave lateral fue reconstruida en un primer momento, hasta que en 1953 el arquitecto Enrique Atencia acomete la tarea de la reconstrucción de las tres naves. El exterior es modificado en 1995 por la reforma del cauce del río Guadalmedina. Este es el edificio que hoy podemos contemplar y del que apenas los cimientos quedan de la antigua iglesia.

Patrimonio Artístico

El convento y la iglesia fueron embellecidos a lo largo de los siglos con numerosas obras de arte, la mayoría perdidas en la actualidad.

Una de las primeras en desaparecer fue el retablo realizado por Francisco Pacheco en 1622, ya que fue sustituido por otro de estilo barroco en el siglo XVIII. El retablo estaba presidido por la Virgen de la Encarnación y rematado por un crucifijo a los pies del cual se encontraban, la Virgen, San Juan y Maria Magdalena.

La sillería del coro realizada en 1564 pasó al Seminario Diocesano a comienzos del siglo XX y allí se conserva casi en su totalidad.

Fray Alonso de Santo Tomás, dominico y Obispo de Málaga, encargo dos grandes piezas a Pedro de Mena, la Virgen de Belén y la iglesia y el llamado Cristo de Mena, que ocupó la sala «De Profundis», donde los frailes rezaban cada día por los difuntos. Ambas piezas desaparecieron en el incendio de Mayo de 1931, así como los retablos y las imágenes que los decoraban.

También decoró el claustro y la iglesia con cuadros con la vida de Santo Tomás, algunos realizados por Alonso Cano y desaparecidos con la desamortización.

De gran valor debió ser la biblioteca conventual que desapareció con la exclaustración y de la que no quedo rastro de su destino último.

Capilla

El hermano mayor Álvaro Príes, Marqués de Benavent, tuvo a bien arreglar la capilla y el camarín. Debido a su propia labor de decorador y diseñador, aportó sus conocimientos en la remodelación y restauración de estos espacios logrando uno de los lugares de culto más destacados de la ciudad. La inauguración de los trabajos se produjo en 1963. El camarín está inspirado en el barroco del siglo XVIII con una abundante decoración y está ejecutado en oro fino y estuco rosa, la magnífica cúpula con motivos vegetales, así como las originales cartelas que recogen la simbología de la cofradía. La capilla presenta sus paredes revestidas de mármol de color negro que le da un aspecto riguroso y elegante cuya reja donde aparece el nombre de la Congregación da entrada a la misma desde la iglesia de Santo Domingo, sede canónica de la hermandad.