Nuestra Señora de la Soledad Coronada es una Dolorosa del siglo XVIII adquirida por la cofradía en la localidad malagueña de Antequera. De autor anónimo, aunque recientemente el historiador Jesús Romero Benítez atribuye la autoría al escultor antequerano Antonio del Castillo y fechándola en 1692. Una talla de estilo antequerano que se muestra con sus manos cerradas y cuyo peculiar tocado compuesto de una amplia gasa, de la que uno de sus extremos cae sobre su manto, le confieren un sello de personalidad muy distinguida, además de aparecer vestida con un terno negro, que casa con su advocación secular. Como atributo luce un halo.
La Virgen de la Soledad era una Dolorosa del siglo XVIII, titular de la antigua hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, al amparo del convento de Santo Domingo. Realizaba su salida procesional el Viernes Santo y asistían el Concejo y todos los nobles de la ciudad. Hay que reseñar la obtención de la ‘Misa de Privilegio’ a celebrar cada Sábado Santo por la intercesión de la Virgen en el salvamento de la tripulación de una fragata de la Armada española frente a las costas malagueñas. Momento en el que nace una vinculación de Nuestra Señora de la Soledad y la Armada española, que aún se mantiene de forma muy estrecha, y que en 2006 se conmemoraron los 250 años de dicho vínculo con diversos actos. Esta imagen fue sustituida posteriormente por la talla actual en 1945, pero ésta fue retirada del culto externo en 1975, año en que salió la Glorificación de la Soledad, tallado por Juan de Ávalos, que participó en el cortejo hasta 1978. A partir de 1979, la actual talla de Nuestra Señora de la Soledad volvió a salir a las calles en procesión el Jueves Santo.