El Escudo

EL ESCUDO DE LA CONGREGACIÓN DE MENA

“La denominada comúnmente en Málaga Congregación de Mena es el resultado de la fusión en 1915 de dos hermandades bien distintas: la de la Buena Muerte y Ánimas que fue en su origen como su nombre indica una hermandad fe entierros, convertida luego, con motivo de la invención del Cristo de Mena por el padre Moga, luego en cofradía de culto y procesión, tomándolo por Titular; y la de la Virgen de la Soledad que contaba ya entonces con una dilatadísima e importante historia.

Hasta fechas muy recientes, esta congregación blasonaba desconcertadamente la cruz flordelisada de la orden Alcántara en su color de gules sobre un campo que en los hábitos procesionales era negro y en los membretes impresos blanco, lo que permite suponer que el fondo del escudo, -calado-, realmente no existía. El artículo 4 de sus estatutos aprobado en una forma parcial de los mismos en agosto de 1982, dice así:

El emblema de la Congregación es la cruz de Santo Domingo enlazada con las llaves de San Pedro rodeado todo ello con una corona de espinas, sobre la que se apoyan los extremos de la cruz, salvo el superior que descansa en la parte inferior de la Corona Real Española.

A partir de esta descripción estatutaria, que curiosamente silencia la tiara pontificia, y después de diversos titubeos, se empieza a blasonar por la congregación la Cruz de santo Domingo puesta del uno al otro sobre campo jironado en sable y plata propio de la Orden de Predicadores, solución esta que consideramos un verdadero acierto.

Por lo demás, y como no podía ser de otra manera en una hermandad de antiguas raíces dominicas, los colores blanco y negro no eran ni mucho menos en la heráldica de esta congregación donde los estatutos de 1864 hablaban en su artículo 3º del capítulo III del escapulario blanco con vivos negros y en el centro el escudo en metal blanco.

Heráldicamente el campo jironado es el resultado de partir, cortar, tajar y tronchar un escudo; es decir, de trazar sobre el mismo una línea vertical y otra horizontal que se crucen en su centro, y dos diagonales desde sus cuatro vértices.

Resultan así los jirones, piezas de apariencia triangular que ocupan la octava parte del escudo y cuyo origen en la ciencia del blasón no deja de ser curioso; Rodrigo González de Cisneros salva de un trance apurado al rey Alfonso XI cuando éste había perdido su caballo durante una batalla. Al tiempo de ofrecerlo el suyo, y para que nadie pueda luego atribuirse este hecho de armas, le corta algunos jirones de la sobrevesta. El soberano agradecido le concede luego el jirón por apellido y por escudo.

Conforme a las leyes heráldicas los jirones se han de blasonar alternando el metal con el color, como siempre lo hicieron los dominicos desde su propio fundador, y su cruz sobre este campo se dice que está puesta del uno al otro porque es de plata cuando carga sobre un jirón de sable y de sable cuando carga sobre un jirón de plata. Estamos convencidos que en la similitud de esta cruz con la de la orden de Alcántara, de la que solo varía en su color, está el origen de error padecido en el escudo de esta congregación durante mucho tiempo al que antes nos hemos referido.

Atributo y símbolo por antonomasia del Sumo Pontífice, la tiara es de triple corona, (triregnum), del Obispo de Roma. Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo Metropolitano de la Provincia Romana, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, Siervo de los Siervos de los Siervos de Dios, que son los títulos oficiales del sucesor de san Pedro.

La tiara papal es una mitra alta y redonda, cerrada en su parte superior, ceñida de tres coronas y rematadas por un globo de oro con la cruz. Simboliza según unos las dignidades real, imperial y sacerdotal del Padre Santo; otros la interpretan como las tres posesiones de la Iglesia; Roma, la Cristiandad y la soberanía espiritual; más modernamente se suele aludir a la triple realeza; espiritual sobre almas, temporal sobre su propio estado y moral sobre los reyes de la tierra. Bonifacio VIII, primer papa que ostentó blasón, fue según del Arco quien añadió la segunda corona; la tercera fue utilizada por primera vez por Clemente V.

El uso de la tiara se abolió por Pablo VI quien, como consecuencia de la aplicación de la doctrina surgida del concilio Vaticano II fue desgranando durante su pontificado un verdadero rosario de medidas encaminadas a eliminar casi todos los símbolos del poder temporal del papado. Así, junto a la tiara, fueron suprimidas la propia ceremonia de la coronación del Romano Pontífice y la silla gestatoria, se licenció a la Gendarmería Pontificia, se desarmó a los suizos y, finalmente, se disolvió la Guardia Noble que entregó su estandarte al cardenal Secretario de Estado el 14 de noviembre de 1970.

Esta congregación, que ostenta entre sus títulos el de Pontificia, trae la tiara en el abismo, lugar preferente de su escudo, donde carga sobre las llaves de San Pedro, otro atributo del Sumo Pontífice al que ya hemos tenido ocasión de referirnos, y que aquí, después de un rediseño del escudo realizado por J. M. González Carrera hacia 1975, se blasonan acertadamente sobre el todo, aunque debemos insistir en que una, la que está puesta en banda, es de plata, y la otra de oro. Ya dijimos también que las ínfulas o lazos de lana que penden de la parte posterior de la tiara, que suelen representarse de plata, son de azur sembradas de cruces pequeñas de sable y simbolizan las ciencias teológicas y canónica propia de los prelados.

Este título, cuya concesión no está documentada, se sustenta en el privilegio concedido por el papa Benedicto XIV de poderse celebrar en la capilla de la Virgen de la Soledad una misa en Sábado Santo, día litúrgico. La congregación ha tratado de rehabilitar, antes y después de la entrada en vigor en 1956 del decreto estableciendo el nuevo ordo litúrgico este privilegio singularísimo que, según E. de Mateo, llevaba aneja la prerrogativa de ostentar el título de Pontificia y poder custodiar y lucir en la procesión la bandera y el estandarte pontificio.

Timbra el escudo la corona real de España que proponemos blasonar en un tamaño algo mayor que el usado por la congregación en sus boletines., E. de Mateo sugiere que el título de Real es consecuencia de la aceptación oficial por parte de Alfonso XIII del cargo de hermano mayor honorario, ofrecido por la corporación en 1928 con motivo de una visita de la reina Victoria a santo Domingo con ocasión de invernar en Málaga aquel año. Los estatutos que se aprueban inmediatamente después de este hecho, reservan exclusivamente al rey ese honor y se autentican ya con un sello siglado en el que aparece la corona real.

Debemos advertir empero que hay constancia de que la hermandad del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y Ánimas estaba en posesión de la real cédula desde 1864 y que, aunque de hecho no lo hacía, podía desde entonces utilizar el título de Real”.

SEMANA SANTA EN MÁLAGA: TOMO 6, HERÁLDICA COFRADE MALAGUEÑA
Editorial Arguval, 1996
Jesús Castellanos
Carlos Ismael Álvarez
Antonio Garrido Moraga