Cincuenta años de devoción a la Virgen de la Soledad de Juan de Ávalos

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En este 2025 se cumple medio siglo de la llegada a Málaga de la imagen que fue titular de la Congregación de Mena durante cuatro años

Este año 2025 se cumplirá 50 años de la llegada a Málaga de la extraordinaria talla que centraba el trono que por encargo de la familia González Ramos, siendo hermano mayor el primogénito, José, se encargó al prestigioso escultor Juan de Ávalos para sustituir al tradicional y estropeado que desde el año 1945 procesionaba la Congregación en su desfile del Jueves Santo y que diseñara el entonces hermano mayor Enrique Ruiz del Portal López de Uralde.

La génesis de este trono, largamente expuesto, sería tema de otro comentario. El resultado fue que, una vez concebido el trabajo, el escultor entendió que el estilo del mismo, no casaba en absoluto con el de la titular de la Congregación, la Santísima Virgen de la Soledad, talla barroca del siglo XVII, y en consecuencia, remató su obra creando una talla de Virgen, mujer madura, en gesto itinerante, rostro, bellísimo, angustiada en su tremenda serenidad. Era tan expresiva su imagen, que fue bautizada como ‘Glorificación de la Soledad’.

Al contemplarla, uno no puede sino recordar la famosa romanza de la zarzuela ‘La Dolorosa’…

La roca fría del Calvario

Se oculta en negra nube

Por un sendero solitario

La Virgen Madre sube

Camina…

Y en su cara morena, flor de azucena

Que ha perdido el color

En su pecho lacerado

Se han clavado las espinas del dolor

Camina…

Su cuerpo vacilante

Que dobla el peso de la pena

Pero sigue adelante

Camina…

Y sus labios de hielo besan el suelo

Donde brota una flor

Por cada gota de sangre

Derramada por Jesús el Redentor

Aquella obra de arte enriqueció notablemente el acervo cultural de nuestra imaginería malagueña. El concepto moderno, post conciliar de aquel estilo, que seguramente se adelantó en mucho a nuestras costumbres, impidió que calara en nuestra expresión popular y, tras cuatro años, fue retirada del culto externo.

Pero no olvidemos que durante cuatro años, cuatro Semanas Santas, fue la titular de nuestra Congregación. Que espera, paciente, en la recoleta capilla de  las queridas Hermanas de la Cruz, donde cada Viernes de Dolores, comenzamos nuestra Semana Santa, participando en una eucaristía a sus pies. Que cada Jueves Santo, durante el recorrido de la procesión, paramos y hacemos estación ante el convento y pasamos a rendirle nuestra devoción y cariño.

Congregante joven, que no conociste aquella época, conviene que sepas que con muchísimo cariño hubo muchos hermanos que veneraron, y siguen venerando a esta bellísima imagen, reflejo de la madre en su tremenda Soledad, y que, aunque no lo sepas, ella te sigue esperando.

Visítala este Viernes de Dolores, acompáñala en la eucaristía con todos nosotros.

Y, sobre todo, no la olvidéis.